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12:25 p.m.
En el verano de 1990, Anthony Swofford, un chico de 20 años que, al igual que su padre y su abuelo, se había alistado en los marines, llegó al desierto de Arabia Saudí para luchar en la primera guerra del Golfo. En 2003 publicó "Jarhead", un libro de memorias de esa época que no tardó en con-vertirse en un best seller. Anthony Swofford escribía con la urgen-cia, la inmediatez, la honradez y el humor que sólo puede tener la persona que haya vivido la experiencia en carne propia. La novela se mantuvo durante nueve semanas seguidas en la lista de best sellers de "The New York Times" y fue aclamada como "un auténti-co clásico... un libro de memorias llenas de vida de la guerra del Golfo de 1991 que será recordado como uno de los mejores acerca de la vida militar. Una época salvaje conocida por millones de hom-bres jóvenes de la que no suele hablarse en detalle". Esa historia sin pulir, contada por un chico de veinte años, tenía poco que ver con lo que ofrecían los periódicos o la televisión. Describía una gue-rra vista desde el suelo con las imágenes de pozos de petróleo ar-diendo en la noche, cual cometas caídos desde el cielo; hablaba de reclutas ruidosos, cachondos, polvorientos, llenos de entusias-mo y, al mismo tiempo, atemorizados ante la idea de que la batalla podía sorprenderles detrás de la siguiente colina; de chicos jóvenes a los que habían dejado caer en un terreno inhóspito que mataban el tiempo jugando al fútbol con las máscaras antigás puestas, mientras esperaban paquetes de casa, cartas y revistas porno, apostando en combates de escorpiones y emborrachándose para celebrar la Navidad. Sin embargo, en esta situación infernal nacie-ron amistades improbables, lealtades eternas, una camaradería que nada podría romper, la hermandad de los "jardheas" que se ha-bían jurado fidelidad eterna.